Los japoneses son reconocidos mundialmente por su capacidad espiritual.
Sin embargo con asombro el mundo tuvo que conocer la noticia de los asesinatos que cometió Satoshi Uematsu.
Un joven que asegura que las personas con discapacidad no deberían vivir básicamente deberían ‘desaparecer’
Unos meses antes de la tragedia escribió una carta al parlamento japonés, argumentando su teoría y ofreciéndose el mismo para acabar con la vida de los recluidos en centros de acogida.
Indicó que las personas discapacitadas solo generan infelicidad y cansancio a sus familias y no aportan a la sociedad.
Nunca recibió una respuesta, pero su idea no salió de su cabeza y un día decidió tomar acción por su mano, sin contar con el permiso.
Según se pudo establecer dejó su carro cerca del centro de acogida y llevaba un martillo en la mano, conocía bien el lugar porque trabajaba allí.
Conocía perfectamente por donde podía entrar y así fue, con el martillo rompió una ventana que nadie escuchó.
Entró al lugar y fue directamente donde sabía que encontraría un cuchillo.
Camino al pabellón de discapacitados se encontró con un enfermero que estaba de turno e intentó detenerlo.
Pero fue el primer agredido de parte de Uematsu.
Fue directamente a las habitaciones y empezó a cortar el cuello de los enfermos, sin compasión, uno tras otro, con mano fuerte y dejando el rastro de sangre siguió habitación por habitación.
Los empleados notaron lo que estaba pasando y avisaron a la policía, quienes llegaron hacia las 2:45 am.
Pero Uematsu ya se había ido, dejando 19 muertos y 26 más gravemente heridos.
La policía puso las alertas porque era un peligro, sin embargo él se presentó en la estación, entregó los cuchillos que había utilizado.
Confesó su criminal acto y dijo “es mejor que los discapacitados desaparezcan por el bien de Japón y el mundo”
Confesó y fue internado en un tratamiento psiquiátrico, a las dos semanas fue dado de alta por no ser considerado peligroso. Su proceso de juicio empezó entonces en ese momento.
Como en una película la prensa se aglomeró en el juzgado, los abogados argumentaron que tenía problemas mentales y no sabía lo que hacía.
Los familiares de los fallecidos hablaron de quienes eran las víctimas.
Recientemente el juicio terminó y Satoshi Uematsu fue condenado a muerte por ahorcamiento, se consideró su acto como un crimen atroz.
Por ahora el asesino dijo que no apelaría la decisión y espera el día de su propia muerte.