Los límites de las personas celosas no tienen límites y muchas veces es difícil identificarlos a tiempo. Muchas historias lo confirman como la de Jenny Londono de 31 años, quien al parecer fue asesinada por su novio por sospecha de celos.
Raphael Lolos su novio de 43 años, estaba sospechando de la fidelidad de la mujer, desde 2017 se conocieron como socios de negocios y decidieron montar un bar juntos en Englewood, Nueva Jersey.
Durante varios años todo funcionó bien, aunque nunca tomaron la decisión de vivir juntos a pesar de tener una relación estable y trabajar juntos.
Según pudieron establecer las autoridades Raphael puso un gps en el auto de Jenny, para saber en todo momento donde estaba, claro sin que ella lo supiera.
Una noche, cerraron el bar, como de costumbre y salieron juntos, las cámaras de seguridad los toman llegando a la casa de ella y es la última vez que es vista con vida.
Su desaparición fue reportada, la familia empezó la búsqueda sin resultados, hasta dos días después que alguien vio el torso de un cuerpo femenino flotando por el río Hudson cerca a un muelle de Brooklyn. Tiempo después fueron halladas las piernas, pero el resto del cuerpo nunca fue hallado.
La policía publicó una foto de un tatuaje del cuerpo por el cual la familia la reconoció, pero lo que hizo dudar a las autoridades es que al siguiente día de su desaparición sus tarjetas de crédito seguían siendo usados.
Pero fue Lolos quien compró esas tarjetas una caja de bolsas de basura y dos cuchillas de carnicero.
En esta semana condenaron a Raphael a cadena perpetua por el asesinato de su novia, pues las investigaciones lograron demostrar por medio de sus conversaciones por celular el acoso que ejercía sobre la latina. Pero la prueba contundente fue la extrema limpieza de la bañera del apartamento de Jenny.

Pues la fiscalía indicó que era imposible que el lugar no tuviera rastros de adn, ni de vellosidades, ni de piel de una mujer que la usaba a diario, lo que indicó que había sido limpiada en extremo, seguramente para ocultar que allí se había desmembrado el cuerpo.
Nunca se sabe hasta dónde puede llegar una persona celosa en extremo.