Karina tenía 25 años, conoció un hombre mayor que ella y se enamoró locamente, pero un tiempo después de haber iniciado la relación, él le confesó que era casado.
Ella decidió seguir con la relación, por un tiempo a ver qué pasaba, pero pronto se dio cuenta que nunca iba a dejar su hogar por ella.
Decidió terminar la relación aunque le dolió mucho, su amante no opuso mucha resistencia y aceptó lo motivos que ella le dio, por lo tanto se distanciaron y todo olvidado.
Pasados unos días de este episodio, Karina se dio cuenta que estaba embarazada, al principio dudó en tenerlo, pero después decidió criar a su hijo sola, pues tenía un trabajo estable, era profesional, quizá no sería fácil pero lo podía hacer.
Sin embargo buscó a Javier, le contó del embarazo y le dijo que lo tendría, él la trató con evasivas y decidió no participar en nada de su decisión.
Pasaron los años, el hijo de Karina llevaba el nombre de su padre, había sido un niño callado, solitario.
Algo le pasaba, pero ella no lograba establecer que era, ni psicólogos, ni el amor que ella le daba, lograba cambiar la actitud del niño.
Un día, cuando el pequeño Javier tenía apenas ocho años, tuvo una disputa con su mamá y se salió de la casa, gritando que no volvería jamás.
Karina pensó que era una pataleta de las que hacen todos los niños a esa edad, le dio un espacio inicialmente pero cuando pasó un tiempo salió a buscarlo.
Pasaron dos horas y no lo encontraba por el barrio, se hizo de noche y no aparecía, pasaron dos días sin noticias de él.
Lo reportó con la policía, en desaparecidos, lo buscaron junto con sus familiares, en casas de amigos, compañeros de colegio.
Pero Javiercito nunca apareció, su mamá se sumió en una terrible depresión que fue superando poco a poco.
Pasaron cuatro años y Karina conoció un hombre especial, del que se enamoró y con el que empezó una relación.
Fabián tenía también un hijo y ella encontró un refugio en ellos, de alguna manera pensaba que podía ser su hijo y cuando la relación se consolidó lo amó como si fuera el suyo.
Pasaron los años y no hubo un día en el que Karina no pensara en su hijo perdido, a veces creía verlo en la calle, era muy difícil vivir así a pesar de que los demás en su vida estaba bien.
Un día su hijo adoptivo la llamó afanado, ya era un joven de 24 años, la quería como a su madre y la llamada fue muy angustiante.
Pues acababa de recibir una agresión por parte de un delincuente en la calle que pretendía robarlo, la policía lo había capturado y él iba en una ambulancia.
Karina por supuesto avisó a su esposo y corrió al centro médico, el joven entró a cirugía y la policía le pidió oficializar la denuncia. Ella fue hasta la estación con los agentes, mientras Fabian esperaba la salida de cirugía de su hijo.
Una terrible sorpresa se llevó, cuando en la estación vio a un hombre que se parecía terriblemente a su hijo perdido, ella se las arregló para averiguar por él hasta que le dijeron que era el agresor de su hijo.
El corazón de Karina latía fuertemente, quería hablar con él y saber si era su hijo, no le importaba su presencia, pues se notaba que era habitante de calle, claramente usaba drogas y tenía una vida terrible.
Giro total
Estaba desesperada, le preguntó cuántos años tenía, el respondió “casi 30”, era la edad que debería tener Javier. Cuando le respondió, el agresor se quedó mirándola, sorprendido y le dijo:
“¿la conozco?”
Eso confirmaba un poco más las sospechas de Karina, estaba empeñada en descubrir la verdad y hablar más con él, cuando una llamada de su esposo le informó que su otro hijo había fallecido en la cirugía.
Su vida se volvió un nudo terrible, el dolor de perder un hijo nuevamente la destruyó, pero la ilusión de encontrar al perdido la emocionaba, junto a la preocupación de toda la situación en la estación.
Finalmente Karina habló con el joven quien después de una larga conversación aceptó hacerse una prueba de ADN.
Pues estaba convencido que ella no era su mamá y confiaba en la promesa que le hizo de ayudarlo.
A escondidas de su esposo realizó la prueba y esperó los resultados, en secreto en su casa reía de emoción por encontrar a su hijo, pero también lloraba la ausencia del otro.
La prueba salió 99% de coincidencia, era su hijo, no lo podía creer, no le cabía en el corazón la emoción.
Tal como se lo prometió le consiguió un abogado, porque ahora era acusado de asesinato, seguramente no saldría de la cárcel en años.
Karina se prometió visitarlo y no dejarlo solo, así la actitud de él no fuera la mejor con ella, total ahora debería ser la madre que no pudo antes.
Pero ahora Karina tenía una encrucijada, su hijo había llegado cuando menos lo imaginó, después de buscarlo durante toda su vida.
Llegó cuando no lo estaba buscando y ahora se estaba escapando de casa cuando su esposo más la necesitaba.
Tenía salidas y llamadas secretas, Fabián empezó a molestarse y ella ama a su esposo como a nadie.
¿Qué harías en el caso de Karina, le contarías a tu esposo que tu hijo, el qué has buscado por siempre, es el asesino de su hijo?
¿Confesarías la inmensa felicidad de encontrarlo y que esa felicidad es más fuerte que la tristeza por la partida del otro hijo?
Final historia de Roxana: En pareja decidieron no tener el hijo, Roxana se practicó un aborto y aceptó el trabajo. Se fue a vivir a Europa junto con su esposo, quien rápidamente se ubicó laboralmente. Tienen planeado en unos años buscar tener un hijo aunque no es su prioridad.
Por otro lado Roxana demandó a la empresa que le hizo la llamada por violación de privacidad y mal uso de sus datos y ganó una suma de dinero considerable
Parte de ese dinero lo compartió con los compañeros de trabajo que le guardaron el secreto del embarazo y la otra parte la uso para el viaje.