Si un hombre comete feminicidio a su esposa es casi inmediato que se puede probar su culpabilidad.
Además porque esta situación ha tenido antecedentes de violencia que han estado a la vista de los demás.
Pero en la década de los 70°, era difícil establecer este tipo de culpabilidades.
Las mujeres tenían más temor de denunciar a un esposo abusador porque debían mantenerse en el hogar.
Tampoco existía la tecnología que hoy permite analizar evidencias.
Ese fue el caso de Dona Mae Bayerl, de 38 años, que vivía en Wisconsin Estados Unidos, era la segunda esposa de Jhon y tenían dos hijas de 7 y 4 años.
Según relato de su esposo, una noche tuvieron una discusión, ella salió en su auto quizá a pensar y calmarse y él se quedó en casa.
Aproximadamente a las 10 pm Jhon escuchó el auto llegar, después ruido en su casa, pero su mujer nunca llegó a la cama y en la mañana no estaba
Esperando que ella tuviera calma dejó pasar los días, pero al cumplirse 72 horas la reportó a la policía.
La familia de Dona dijo en su momento que ella nunca dejaría a sus hijos solos, y una de sus hermanas fue a la casa a cuidarlo mientras todo pasaba.
Allí encontró manchas en una alfombra de lo que parecía sangre y ante la duda hurgó por la casa y encontró que Jhon había lavado edredones.
Ropa y otras cosas, lo que no era normal.
Las autoridades establecieron que no se llevó ninguna pertenencia, al parecer solo 200 dólares la acompañaban y tomaron muestras de las manchas en la alfombra.
Las sospechas estaban sobre Jhon quien tuvo que confesar que en algunas oportunidades había golpeado a su esposa y que las cosas entre ellos no estaban bien. Los niños dijeron que el día de su desaparición había estado peleando todo el día.
También confesó que tenía una amante a la que visitaba dos o tres veces por semana.
Y que había ocultado en su trabajo la desaparición de su esposa, argumentando que era alguien con el mismo nombre, lo cual no era normal.
Después de tres meses de desaparecida Dona, su esposo pidió ante la corte el divorcio que le fue concedido y se casó con su tercera esposa de la que empezó a abusar también.
Pero 40 años después las autoridades reabrieron el caso.
Hicieron una prueba de ADN a la muestra de sangre de la alfombra y descubrieron que era de Dona.
Bajo esta sospecha arrestaron a Jhon quien dijo que fue un mal esposo y padre pero que no tenía nada que ver con la desaparición de su exmujer.
Después de un juicio complicado y largo lo dictaminaron culpable por el asesinato de Dona y lo condenaron a cadena perpetua.
Multa de 7000 dólares a favor de la familia de ella y alejamiento total de los demás familiares.
Hasta el momento se desconoce que sucedió con el cuerpo y los detalles de esa noche, porque Jhon nunca quiso confesar su culpabilidad.