Malcolm MacDonald es un inglés que padeció el peor terror de cualquier hombre, un día vio como literalmente se le cayó el pene al piso.

Su reacción fue recogerlo, tirarlo a la basura y correr a un centro médico, donde le dijeron desde su llegada que médicamente era muy difícil de reponer y el pedazo que le quedaba se lo envolvieron y recubrieron para protegerlo.
El hombre tenía una infección en el perineo o base del miembro, desde hace años, esta se fue empeorando y el organismo reaccionó generando una sustancia química que le causó la pérdida.
Empezaron poniéndose negros los dedos de las manos y de los pies, debido a las conexiones de las venas y finalmente su órgano sexual se puso negro, murió y cayó.
La tristeza invadió a Malcom durante un buen tiempo hasta que descubrió que podía recurrir a un médico que había diseñado un pene biónico, para casos como este o parecidos.
Sin embargo es un proceso largo, pues se lo deben injertar en un brazo y allí debe cultivarlo durante dos años para que después puedan trasplantarlo a su puesto correcto.
La ventaja de todo esto es que Malcom pudo escoger el tamaño de su nuevo miembro, recuperó su autoestima y espera poder estrenarlo muy pronto.