Un padre, espero 29 años para hacer justicia por el asesinato de su hija Nancy Mestre, nunca dejó de buscar a su asesino desaparecido.
Nancy Mestre era una joven barranquillera que celebraba junto a su familia la llegada del año nuevo, pidió permiso a papá para salir con su novio Jaime Saade a seguir la celebración. Este le puso como hora de llegada las 3:00 am, pero lo cierto es que Nancy nunca volvió.
Debido a que pasaba la hora y su hija no llegaba Martín Mestre, padre de Nancy fue hasta la casa de Jaime en búsqueda de su hija, esto sucedió en el año 1994, era imposible llamar a la joven a su celular.
Los presentimientos de Martín empeoraron cuando vio que su hija no estaba en la casa del novio y que la madre de este lavaba el piso que estaba lleno de sangre. La suegra de Nancy, aún consternada le dijo que la joven había sufrido un accidente y que había sido llevada a la Clínica del Caribe.
Hasta el centro médico llegó el padre y encontró a su hija en coma, allí le dijeron que cuando la ingresaron habían informado que la joven trató de suicidarse, pero aun así el informe médico describía golpes por todo el cuerpo, ingreso a la clínica desnuda y con un disparo en la cabeza.
Ocho días después, Nancy falleció, cuando su padre recuperó la noción de la realidad Jaime Saade había desaparecido.
Por su parte, las autoridades establecieron, en el momento, que era imposible que Nancy se hubiera suicidado, pues la bala entro a su cerebro por el costado derecho y ella tenía rastros de pólvora en la mano izquierda, físicamente sería imposible que se disparará al otro lado donde tomó el arma. Y dicha arma fue hallada después entre las pertenencias de Jaime.
Además, las señas del cuerpo daban cuenta de maltrato, de que ella trató de defenderse por restos de piel en sus uñas y por la forma de los hematomas que se habían formado por todo su cuerpo, además de restos de cocaína que tenía por su cuerpo, no en su sangre sino pegado a su piel desnuda.
Dos años después, la justicia colombiana declaró a Saade culpable del asesinato y violación de Nancy, sin embargo, desde el mismo día en que la víctima ingresó a la clínica, él desapareció.
Pero su padre no se quedó con el dolor de perder su hija, se dio inmediatamente a la búsqueda del verdugo de su pequeña.
Durante 29 años mantuvo activa la búsqueda, logró infiltrar cuatro personas en su familia, hasta el día que le pusieron la trampa definitiva. Desde que aparecieron las redes sociales, Martín creó diferentes perfiles para lograr hacer conexión con la familia, al principio sin mucho éxito, pero con el pasar de los años y mantener los perfiles activos les fue dando confianza y logró conectar virtualmente con algunos familiares.
Por este contacto y algunas conversaciones familiares en las que nombraran Bello Horizonte, al parecer en clave, Martín imaginaba que se trataba de un sector en Santa Marta, pero al no encontrar allí nada de información y con paciencia, logró establecer que a lo que se referían era a las playas de Brasil Belo Horizonte donde vivía un hermano de Jaime.
Esta información la entregó el padre a la Interpol y ellos encontraron una clínica, propiedad del hermano, en sociedad con un hombre que físicamente era muy parecido, pero que decía era un turco
Desde el 2020 ya tenían identificado a Jaime en Brasil, se estableció allí, se casó con una brasilera y tiene dos hijos, estuvo todo este tiempo con papeles falsos, ahora se llama Enrique Dossantos Abdalá y ejercía como médico en la clínica que tenía con su hermano.
En una reunión informal que se dio en un bar, los infiltrados tomaron el vaso donde Jaime bebió y con ayuda de la interpol verificaron las huellas hasta descubrir que se trata de la misma persona.
Después de verificar las huellas, fue detenido por falsificación de documentos y en ese momento le hicieron prueba de ADN para tener seguridad total de que se trataba de Jaime Saade, el colombiano prófugo de la justicia por feminicidio y abuso sexual.
Las autoridades tramitaron la deportación del hombre hacia Colombia, donde deberá pagar los años de cárcel que le fueron imputados cuando lo declararon culpable hace 27 años.
Martín Mestre se mostró satisfechos, indicó que los tiempos de Dios son perfectos y que la memoria de su hija ahora si puede descansar en Paz. Sin embargo, hay un temor en la familia Mestre, ya que podría lograr rebajas de pena o incluso que los cargos prescriban.
Esperamos que haya justicia en este caso, así sea tardía.
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