Diferentes dificultades de salud tenían al abusador en la clínica, fue allí donde perdió la vida Garavito.
Las muertes generalmente producen tristeza, esta quizá genera tranquilidad en la comunidad que se manifestaba fuertemente cada vez que había una información sobre la liberación de La bestia o el Monstruo de Génova.
Luis Alfredo Garavito, reconocido como el pedófilo más grande de Latinoamérica y condenado a solamente 40 años de cárcel por abusar de niños desde 1980 hasta 1999, murió en la tarde de hoy, a causa de una Leucemia con la que luchaba desde 2020, también padecía de un tumor en el ojo izquierdo.
Garavito fue delincuente desde los 15 años, cuando acosó por primera vez a un niño, pero las violaciones a menores de edad empezaron en 1980 y hasta 1992 empezó a asesinar a sus víctimas.
Fue imposible establecer de cuantos niños abusó, pues ni el mismo pudo establecer un número, solamente se puede decir que hallaron cuerpos enterrados en trece departamentos y algunos casos en Venezuela y Ecuador, todos con ayuda e indicaciones de lo que recordaba el depredador.
Fue capturado en 1999 en Villavicencio, gracias a que un habitante de calle escuchó los gritos del menor que ya estaba en poder del violador y dio aviso a las autoridades. Desde ahí, las autoridades descubrieron más de 200 abusos y asesinatos, lo que también lo posicionó como uno de los criminales más peligrosos del mundo.
Inicialmente, fue condenado a 1853 años de prisión, pero sus abogados apelaron, argumentando que en Colombia no existe pena de muerte y su condena fue reducida a 40 años, lo que le daría la libertad en el año 2039.
Después empezó a colaborar con las autoridades para ubicar los cuerpos de los niños y su condena fue reducida a 24 años, lo que le habría dado la libertad en 2023 y preocupaba enormemente a la sociedad, sin embargo, el Juzgado de Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad del Circuito de Valledupar indicó que por tratarse de un peligro para la sociedad debería cumplir su condena hasta el 2039 por lo menos.
También se negó a Ecuador la solicitud de extradición, argumentando que no es posible juzgar a una persona dos veces por el mismo delito y que sus penas en Colombia eran más fuertes que las de Ecuador, lo cierto es que las autoridades querían tenerlo controlado y asegurarse que no volviera a acercarse a ningún niño.
Aunque en particular Garavito no hacía cosas extraordinarias para conseguir sus víctimas, solo les ofrecía dulces o regalos y los convencía de acompañarlo monte adentro, donde cumplía su cometido. Siempre se movió en zonas con alto volumen de vegetación para facilitar su tarea.
El comportamiento del colombiano ha sido caso de estudio en importantes universidades que intentan entender el funcionamiento del cerebro de abusadores de este tipo.
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