
Al medio día de ayer la muerte le llegó a José Stiven Berrio Zorrilla, de 38 años, al parecer le cobraron deudas del pasado.
Después de una persecución en la que Berrio fue perseguido por dos automóviles particulares, que lo cerraban por los dos lados intencionalmente para obligarlo a detenerse.
En una de las curvas José Stiven, asustado y tratando de proteger su vid y al de su novia que viaja con él, perdió el control del carro y se estrelló. No quiso hacer nada, sentía que su final estaba cerca y solo esperó a que los otros carros se alejaran, pero no fue así.
De repente llegaron hasta el punto dos motos que Berrio no había visto en toda la persecución, pero en cuestión de segundos le dispararon en varias oportunidades y lo dejaron agonizando.
Su novia intentó salvarle la vida, consiguió otro carro en el que lo llevaron hasta un centro médico, pero fue imposible, allí llegó ya sin signos vitales.
El caleño unos años atrás perteneció al Clan Maecha, grupo que traficaba con cocaína hacia norteamerica, su principal plaza era Sinaloa en México.
José Stiven pertenecía a un grupo de ingenieros que se encargaban de manipular submarinos, para que pesaran menos y pudieran descender hasta 15 metros por debajo del nivel mar, de esta forma era imposible que las autoridades los detectaran y podían viajar con tranquilidad a cualquier destino.
Durante más de un año, la DEA estaba detrás de este grupo y estuvieron siguiendo y analizando a quienes participaban del tráfico de drogas, así mismo fue capturado el día que uno de los submarinos fue detenido con aproximadamente 4.000 millones de pesos en droga, estaba cargado y listo para emprender un nuevo viaje.
Así mismo la DEA pidió en extradición a varias personas del mismo grupo, entre ellas Berrio, quien pagó su condena en cárceles de Estados Unidos por Concierto para fabricar y distribuir una sustancia controlada con el conocimiento de que dicha sustancia controlada sería ilegalmente importada a los Estados Unidos
Hace algunas semanas fue liberado, José Stiven, tomó la decisión de no volver a Cali, intentando alejarse del pasado tormentoso que lo persiguió hasta sus últimos días.
Los investigadores coinciden en que quienes ordenaron este asesinato fueron los mismos integrantes de Clan Maecha, en venganza por las cosas que haya podido decir en su declaración en Estados Unidos o para asegurarse de marcar su poder.
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