Una pareja de adultos mayores del municipio de Chiquinquirá fue sorprendida en 2021 por haber talado cuatro robles sin permiso en su vereda, Sasa. Esta especie está protegida porque tarda décadas en crecer y es clave para el agua, el clima y muchas otras especies que viven a su alrededor.
Por esa razón, la CAR (Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca) les puso una multa y les ordenó sembrar 100 árboles nativos. Pero hace poco, la Corte Constitucional revisó el caso y tomó una decisión distinta: debido a la edad avanzada de los campesinos y su situación económica, les permitió cambiar la multa por trabajo comunitario.
Ante esto, el director de la CAR, Alfred Ballesteros, dijo que respetan lo que decidió la Corte, pero aclaró que la ley ambiental se sigue aplicando con todo el peso. De hecho, advirtió que el trabajo comunitario no está reglamentado aún como una sanción ambiental, así que no se puede usar como castigo en todos los casos.
“Esto solo aplica para estos dos adultos mayores. ¡Así que apaguen las motosierras! Porque vamos a seguir cuidando los árboles uno por uno”, dijo Ballesteros con firmeza.
Y es que el roble no es cualquier árbol: puede medir hasta 30 metros, vivir más de 60 años, y es un verdadero guardián del agua, el suelo y el aire limpio. Pero por la calidad de su madera, muchas veces ha sido víctima de la tala ilegal, y por eso está protegido.
Desde la CAR recuerdan a toda la comunidad que si alguien necesita tumbar un árbol, debe hacer primero los trámites legales. Cuidar la naturaleza es responsabilidad de todos.